Una reunión para escuchar canciones de Bob Marley

Con la propuesta “Julian Marley & The Wailers Band Reunion”, el hijo del ícono del reggae actuó en Argentina por primera vez. Lo hizo junto a varios músicos de Jamaica, como la leyenda viviente Aston “Family Man” Barrett. Dieron un show discreto, sin sobresaltos, ni grandes emociones. Por Mauri elBueno


Julian Marley

Con una camisa de jeans y un pantalón de vaquero, la típica indumentaria que habitualmente lucía Bob, así se presentó su hijo Julian Marley por primera vez en Argentina. Con esa intencional postura estética, más el innegable componente genético, pretendió mostrar el mismo linaje que el rey rasta. A la distancia, sorprenden las similitudes. De cerca, también. Y ese parecido se agranda cuando el heredero imita algunos movimientos del icono del reggae, o incluso cuando perfila ciertos retazos vocales. Más allá de todo eso, obviamente, Julian Marley no es la reencarnación de su padre, ni tampoco es “la mística natural flotando en el aire”.

La comparación, tan mala como inevitable, obedece a la performance, la impronta y el estilo que Julian desplegó en el arranque de su actuación en el Luna Park de Buenos Aires. Es imposible no relacionarlos, no trazar una analogía, no cotejar su ADN. La apuesta de "Juju" es arriesgada, por momentos revalida los créditos y por eso se gana varias ovaciones. Sin embargo, en otros tramos del show cae en una forzada imitación, como una marca duplicada que revela un bosquejo desvirtuado.



Los músicos

Escoltados por el emblemático bajista Aston “Familyman” Barrett, un viejo conocido del público argentino desde que debutó en estas pampas en el lejano noviembre de 2001, varias leyendas vivientes del reggae colaboraron con ambos para desplegar un variado repertorio musical. Lo hicieron con un show discreto, sin sobresaltos, ni grandes emociones. La presentación estuvo partida al medio. Al principio, todos juntos expusieron con un cancionero que recreó los clásicos de The Wailers, con un set que se despuntó con "Rastaman Vibration" y "Midnight Ravers".

Ya en "Rebel Music", fue celebrada la aparición del guitarrista Donald Kinsley, gracias al descomunal punteó que impregnó con esa matriz blusera que solo los nacidos en Indiana pueden ofrecer. Kinsley, quien supo también tocar con Peter Tosh y Albert King, estuvo activo y entretenido durante toda la velada.

El reconocido tecladista Tyrone Downie, de amplio recorrido en varias agrupaciones jamaiquinas, llegó a los Wailers a partir de la placa "Rastaman Vibration", lanzado en 1976. Cuarenta años después, Tyron, devenido en frontman de la backing band, arengó a los seguidores y hasta se animó consagrar por los micrófonos a "Messi", "Maradona", y el “Tango”, en un claro guiño para los locales. Ese acertado coqueteo con los asistentes fue alabado junto al sonido de su instrumento, que principalmente se destacó en los conocidos "Africa Unite" y "The Heathen".

Glen Da Costa, saxofonista formado en la Alpha Boys School y miembro de la distintiva Zap Pow desde los años sesenta hasta la actualidad, se acopló al proyecto de Robert Nesta desde muy joven. Por este motivo su participación se hizo efectiva una vez más, con la misma intensidad y ubicación que antes, a un costado, pero con la sobriedad y humildad de los grandes al momento de hacer sonar el bronce en “Roots Rock Reggae”, “One Love” o “Lively Up Yourself”.

La puesta en escena se completó con Owen Reid (violero de Damian Marley y Bunny Wailer) y dos coristas que afrontan la imposible labor de suplantar a las magnificas I-Threes. Los parches estuvieron a cargo de Aston Barrett “Jr”, hijo del responsable de las cuatro cuerdas y sobrino del eterno baterista Carlton Barrett. En tanto, Dennis Thompson cumplió con su rol como sonidista, tal como ocurrió en las últimas actuaciones de Bob Marley & The Wailers.

Luego, en el segundo tramo del recital y sin “Family Man” a cargo del bajo, Julian aprovechó para desplegar lo mejor de su versión solista. Sin la necesidad de recrear a su progenitor, se mostró libre y aprovechó para exponer su autenticidad con el lejano “Lion in the Morning”, el cálido y potente “Build Together”, hasta llegar al novedoso “Lemme Go”, el hit marihuanero del 2015 que le permitió reposicionarse en la escena musical de Jamaica.




El padre

El show de Bob Marley en el Crystal Palace de Londres fue histórico, entre otras cosas, por la energía de sus fans que se lanzaron sobre el virtual cráter acuático que los separaba del escenario. La secuencia, con el correr de los años, se convirtió en una imagen emblemática y uno de los mejores registros de The Wailers en acción, con la gente vibrando la música con el agua por arriba de las rodillas, como desafiándolo todo, en un trance que solo el rey del reggae podía absorber.

A cualquiera que haya estado ese 7 de junio de 1980 en ese lugar, lo acompañara esa postal constituida por la rebeldía de la banda y la desfachatez de quienes se animaron a disfrutar de cerca el sonido roots. Debe ser imposible olvidar ese recital, enmarcado en la gira mundial de “Uprisng”, el último disco de Bob en vida. Casualmente, uno de los pocos recuerdos que tiene Julian Marley de su padre, corresponde al camarín que compartió con Bob en la previa del aludido concierto.

“Tengo la imagen de estar acompañándolo en el backstage del Crystal Palace”, le contó al periodista argentino Pedro Irigoyen, en una gran nota que publicó el diario Clarín. “No tengo muchos recuerdos, era muy niño, son memorias pequeñas”, se justificó. Sin embargo, a pesar del borroso archivo personal, aseguró: "La energía de mi padre vive dentro mío".



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