El reggae celebra los 20 años de Riddim
La banda liderada por Pety conmemoró sus 20 años de trayectoria, con un concierto realizado en Buenos Aires. El show, que permitió repasar toda su obra, será editado en formato DVD. Por Mauri ElBueno
Cuando salió a escena, Pety tenía adelante suyo a cientos de seguidores. Detrás, sobre sus espaldas, tenía 20 largos años de palabra, sonido y poder. Su voz, intacta. Su performance, sin ser hipnótica, resulta atractiva. Y aunque no deleite con rarezas ni demuestre una faceta extravagante, siempre inspira respeto. Y sus músicos, en acción, gratifican su compañía y potencian su presencia.
Al lucir unos largos dreads y una barba creciente, visualmente Pety representa el estilo del artista rastafari que siempre peregrinó dentro de él. Hoy se asimila mucho más a ese Pety que al joven muchacho de pelo corto y rostro serio que se inició en esta aventura en las décadas pasadas. Aunque resulte anecdótico o hasta frívolo distraerse en esas pequeñeces, es imposible no reparar en dicha mutación. Es innegable el cambio, y es evidente que adoptó una imagen que enaltece su figura.
El show
A partir de un set instrumental que permitió repasar varias de las melodías que aparecen y conforman sus discos de estudios se destapó el recital. En ese envión inaugural, sin hechos extraordinarios, desplegaron varias canciones con calma, cierta pasividad, sin mayores sorpresas, ni sobresaltos.
Para sacudir al salón del Groove de Palemo,repleto en esta velada del 21 de mayo, Pety convocó un invitado de lujo que niveló el show hacia arriba. Con el histórico "Chelo" Delgado de “La Zimbabwe” reinterpretaron al legendario Gregory Isaacs con la popular canción “House of the Rising Sun”, en una versión magnifica que prevaleció por encima del resto. Si este evento desemboca en la edición final de un DVD en vivo, indudablemente ese segmento está condenado a convertirse en un elegante corte de difusión.
Otro momento majestuoso llegó en “Confusión”, por la tradición que tiene la canción y por el centelleo de quienes la entonan de forma grupal. En un clamor que los unifica, juntos advierten que están “mareados, todos mareados” y que por eso buscan “liberarse”. El tema alberga una letra filosófica, que habla del desconcierto que desata Babylon, y hasta del caos interior que reina en cada uno de nosotros. Por eso todos se ven reflejados en “Confusión”, que el tercer track del tercer disco “Buenas Noticias”, un álbum bisagra en la trayectoria del conjunto.
“Remando” le da nombre a la segunda placa, una obra que desnuda un tono profético por esas frases muy personales que describen al hombre que avanza "sin temor a caerse" y mirando "fijo a los ojos que lo juzgaran". Ese sentimiento se transfiere a Pety cuando la reproduce en directo.
Luego aparecieron otros invitados especiales, como Juan Pedro Oholeguy y ‘Pablón’ Romagnoli, oriundos de la escuela de agrupaciones como Un Kuratito y Karamelo Santo. Además, se sumó el deslumbrante Martino Gesualdi, sesionista en decenas de conjuntos, para brillar con su trombón en “La Máscara”.
La lista de canciones se extiende mientras caen los clásicos “Tu Amor”, “Dj dj”, “Deja que fluya” y “Elefantes”. El vocalista todo lo hace escoltado por los afilados Hernan "Hernix" Milstein y Ariel “Pae” Villanueva, una valiosa dupla de violas reggaeras que se agiganta cuando suena la cronometrada batería de Ignacio “Nacho” Da Rocha; más la magia de Germán Alvarez, en su condición de pianista distinto. A estos, se le suma una crew de vientos con cinco bronces, más Nico Uccello en bajo y Andrés Castro en teclados.
Cuando el grupo combina virtud y oficio, elevan a la multitud que los ovaciona. Cuando hay cortocircuitos, el efecto es el contrario. Sin embargo, nadie registra las fallas en este ritual sonoro devenido en fiesta de cumpleaños. Porque, más allá de la hostilidad de los agentes de seguridad con los pibes que sólo se acercaron a disfrutar una noche de reggae en paz, en el ambiente sobrevuela una sinergia especial.
Con el extenso camino transitado, desde 1996 a la actualidad, Riddim se convirtió en una mezcla de lo que fue, lo que es, y hasta incluso lo que podría haber sido. Riddim es la conexión con Benjamín Zepaniah y también es un amanecer con Mikey Dread las Sierras de Córdoba. Riddim es una demostración de fe en Ciudad Oculta, es el recuerdo de un aplauso en un Festival de renombre, y es una volanteada en la puerta de Cemento. Riddim es una entrevista radial, una nota en un fanzine, y también es un hit de larga duración.
Y entre la resonante partida de varios integrantes y el arribo de otros miembros, Pety simplemente fue beneficiado por la obstinada misión de difundir un "mensaje positivo". Como líder natural, evade esa diáspora destructiva, intensifica su compromiso con la música y así sostiene en el tiempo hasta consagrarse como una referencia inevitable del reggae en Argentina.
Cuando salió a escena, Pety tenía adelante suyo a cientos de seguidores. Detrás, sobre sus espaldas, tenía 20 largos años de palabra, sonido y poder. Su voz, intacta. Su performance, sin ser hipnótica, resulta atractiva. Y aunque no deleite con rarezas ni demuestre una faceta extravagante, siempre inspira respeto. Y sus músicos, en acción, gratifican su compañía y potencian su presencia.
Al lucir unos largos dreads y una barba creciente, visualmente Pety representa el estilo del artista rastafari que siempre peregrinó dentro de él. Hoy se asimila mucho más a ese Pety que al joven muchacho de pelo corto y rostro serio que se inició en esta aventura en las décadas pasadas. Aunque resulte anecdótico o hasta frívolo distraerse en esas pequeñeces, es imposible no reparar en dicha mutación. Es innegable el cambio, y es evidente que adoptó una imagen que enaltece su figura.
El show
A partir de un set instrumental que permitió repasar varias de las melodías que aparecen y conforman sus discos de estudios se destapó el recital. En ese envión inaugural, sin hechos extraordinarios, desplegaron varias canciones con calma, cierta pasividad, sin mayores sorpresas, ni sobresaltos.
Para sacudir al salón del Groove de Palemo,repleto en esta velada del 21 de mayo, Pety convocó un invitado de lujo que niveló el show hacia arriba. Con el histórico "Chelo" Delgado de “La Zimbabwe” reinterpretaron al legendario Gregory Isaacs con la popular canción “House of the Rising Sun”, en una versión magnifica que prevaleció por encima del resto. Si este evento desemboca en la edición final de un DVD en vivo, indudablemente ese segmento está condenado a convertirse en un elegante corte de difusión.
Otro momento majestuoso llegó en “Confusión”, por la tradición que tiene la canción y por el centelleo de quienes la entonan de forma grupal. En un clamor que los unifica, juntos advierten que están “mareados, todos mareados” y que por eso buscan “liberarse”. El tema alberga una letra filosófica, que habla del desconcierto que desata Babylon, y hasta del caos interior que reina en cada uno de nosotros. Por eso todos se ven reflejados en “Confusión”, que el tercer track del tercer disco “Buenas Noticias”, un álbum bisagra en la trayectoria del conjunto.
“Remando” le da nombre a la segunda placa, una obra que desnuda un tono profético por esas frases muy personales que describen al hombre que avanza "sin temor a caerse" y mirando "fijo a los ojos que lo juzgaran". Ese sentimiento se transfiere a Pety cuando la reproduce en directo.
Luego aparecieron otros invitados especiales, como Juan Pedro Oholeguy y ‘Pablón’ Romagnoli, oriundos de la escuela de agrupaciones como Un Kuratito y Karamelo Santo. Además, se sumó el deslumbrante Martino Gesualdi, sesionista en decenas de conjuntos, para brillar con su trombón en “La Máscara”.
La lista de canciones se extiende mientras caen los clásicos “Tu Amor”, “Dj dj”, “Deja que fluya” y “Elefantes”. El vocalista todo lo hace escoltado por los afilados Hernan "Hernix" Milstein y Ariel “Pae” Villanueva, una valiosa dupla de violas reggaeras que se agiganta cuando suena la cronometrada batería de Ignacio “Nacho” Da Rocha; más la magia de Germán Alvarez, en su condición de pianista distinto. A estos, se le suma una crew de vientos con cinco bronces, más Nico Uccello en bajo y Andrés Castro en teclados.
Cuando el grupo combina virtud y oficio, elevan a la multitud que los ovaciona. Cuando hay cortocircuitos, el efecto es el contrario. Sin embargo, nadie registra las fallas en este ritual sonoro devenido en fiesta de cumpleaños. Porque, más allá de la hostilidad de los agentes de seguridad con los pibes que sólo se acercaron a disfrutar una noche de reggae en paz, en el ambiente sobrevuela una sinergia especial.
Con el extenso camino transitado, desde 1996 a la actualidad, Riddim se convirtió en una mezcla de lo que fue, lo que es, y hasta incluso lo que podría haber sido. Riddim es la conexión con Benjamín Zepaniah y también es un amanecer con Mikey Dread las Sierras de Córdoba. Riddim es una demostración de fe en Ciudad Oculta, es el recuerdo de un aplauso en un Festival de renombre, y es una volanteada en la puerta de Cemento. Riddim es una entrevista radial, una nota en un fanzine, y también es un hit de larga duración.
Y entre la resonante partida de varios integrantes y el arribo de otros miembros, Pety simplemente fue beneficiado por la obstinada misión de difundir un "mensaje positivo". Como líder natural, evade esa diáspora destructiva, intensifica su compromiso con la música y así sostiene en el tiempo hasta consagrarse como una referencia inevitable del reggae en Argentina.
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